El informe ambiental establece que “las autoridades ambientales hondureñas
aún no cuentan con inventarios de emisiones de contaminantes criterio para las
ciudades del país, lo cual significa una seria limitación para la toma de
decisiones en la materia y la construcción de acuerdos con los sectores clave
para adoptar las medidas necesarias”.
La legislación hondureña contempla que “quien contamina paga”, sin embargo,
se carece de un reglamento que permita poner en práctica esta norma cuya
finalidad es la preservación del ambiente y la salud de las personas.
“Honduras tiene un marco general muy bueno, pero no hay un reglamento sobre las
fuentes de contaminación, hace falta trabajar sobre esa reglamentación”,
asegura Fernando.
Al parecer, el problema de la contaminación no implica mayores retos para el
país, más que la voluntad política para implementarlas.
Se han identificado acciones a corto, mediano y largo plazo, pero todas ellas
dependientes de la voluntad de ser consensuadas y aplicadas.
Estas acciones van desde la regulación en la introducción de vehículos con
componentes adecuadas para la reducción de la emisión de gases contaminantes
hasta las regulaciones para el tratamiento de los contaminantes producidos por
los vehículos del transporte público. Esta última medida implica una
redistribución de rutas y, además, la restricción en la emisión de permisos de
operación, entre otras acciones.
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